La educación transforma vidas. La aparición a finales de 2019 de un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, y la pandemia de la COVID-19 derivada de este obligaron a cerrar colegios, escuelas, universidades y otros centros de enseñanzas no regladas a lo largo de la primera mitad del año. Impactando a un número sin precedente de estudiantes en nuestro país y en aquellos en los que la enfermedad ha tenido mayor incidencia, debe quedar clara una cosa: 'La educación transforma vidas'. Como apuntan desde la UNESCO, "Encabeza la lista de prioridades para las familias" incluso en las comunidades más desfavorecidas, aquellas que lo han perdido todo. Y es que la educación permite formar personas comprometidas con la sociedad y la economía e impulsar el desarrollo sostenible y la paz entre las comunidades.
La pandemia de la COVID-19 ha llegado en un momento en el que la educación se encuentra en pleno proceso de transformación, una evolución que, partiendo de la vieja escuela, tiene como objetivo un sistema basado en las nuevas tecnologías y la informática. Inmersos en la Era de la Comunicación, hay quien apunta que la tecnología 'deshumaniza' la enseñanza e impide a los alumnos adquirir conocimientos y habilidades. Ahora bien, no debemos culpabilizar a la tecnología de lo que hacemos mal las personas: no deja de ser un recurso más y como tal debe ser tratado. Debemos encontrar la simbiosis entre ambos mundos en pro de motivar a los alumnos.
LA TRANSICIÓN TECNOLÓGICA DE LA EDUCACIÓN DEBE VERSE COMO UNA OPORTUNIDAD PARA TRANSFORMAR VIDAS
Y aunque las ventajas de la introducción de la tecnología en las escuelas son muchas y van más allá de las clases de robótica, las pantallas digitales o el acceso a Internet, lo cierto es que si no van acompañadas de los cambios y la formación necesaria −tanto a nivel de alumnos y profesorado, como de padres− para sacarles provecho, el esfuerzo será en vano. Juan Donoso Cortés dijo aquello de “Unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”. Sí, supone un cambio de paradigma, pero debemos involucrarnos −y adaptarnos− todos, a marchas forzadas debido a la crisis sanitaria actual, y verlo como una oportunidad para 'transformar vidas'.
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